Apareciste de la nada,
intranquilo,
insaciable,
imposible,
ansioso.
Rompiste todo espejo,
sin pensarlo,
sin saberlo y
sin medirlo.
Solo escalaste todo árbol,
el futuro no lo viste,
arriesgaste y apostaste.
Tiraste toda moneda al fuego
y derretiste todo el metal de mi coraza,
abriste mi mente - a veces tan
cerrada y errada- con una sola palabra.
Elegiste el momento justo para venir
con tu risa y sonrisa,
a intentar alegrar mis días.
Tan cerca y tan lejos,
impredecible tu próximo paso,
no me acerco ni me alejo,
decido quedarme y observar
todo tu juego. Mi juego.
Y así, impaciente, decido tomar el riesgo
doy vuelta la página
y hoy soy yo de nuevo.
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