jueves, 27 de enero de 2011

No termina con el mismo efecto,
muchas veces es incorrecto,
varía con cada día,
con el humor de nuestros días.

Hay veces que yo no hablo,
son más las que vos no hablas,
ni siquiera paso dos horas
sin extrañarte un poquito más.

Y lamento ser tan cursi,
lamento ser tan sentimental,
lamento todos los días sentir esto que
no quiero sentir ya.

Porque lo irracional ya no me va,
porque ya no me entra en la cabeza,
porque ya me parece tan absurdo
que me reiría de mi si mi no fuera yo.

Porque te odio; te odio, te odio.
Te odio a la mañana, al mediodía,
a la tarde y a la noche.
Te odio hasta en las madrugadas
pero no quiero reproche.

Porque cada día me encuentro más consumida
por el sentimiento de lo que nunca fue,
nunca es, nunca será.
Porque cada día me encuentro más y más con mis
mil y un fantasmas que me persiguen desde antaño.
Porque ya no debo, ya no quiero y ya no puedo.

Pero hay algo, hay algo que me atrapa constantemente.
Me libero y me atrapa una vez más.
Y ese algo me molesta tanto que hay veces que
no puedo ni respirar.
Es una presión, una presión insoportable que no quiero
soportar. Pero ese algo,
ese algo me obliga a seguirte una vez más.

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