Cuento diez dedos largos
que descalzos acarician
tus costillas sutiles
y tu espalda desnuda
con marcas que
desconoces de dónde provienen.
Cuento una boca húmeda
que choca con otra impaciente,
que sonríe y ríe ansiosamente.
Cuento gente sonriente que no sabe
qué le espera
de ahora en más
en la riviera.
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