jueves, 23 de junio de 2011

él

Sin darme cuenta traspasé la puerta de madera sólida, y lo vi. Lo vi sentado en el medio del campo mirándome, y tan rápido como me miró desvió su mirada. Estaba segura que era él, lo había visto en la oscuridad hace unos años pero su cara, su perfil, sus ojos... me los sabía de memoria. No había dudas.
Era escandalosamente blanco pero también negro, algo de las llamadas auras me atraía. Del sueño al campo, del campo al eclipse, del eclipse a él. Y él corrió, y yo también.
Corriendo me di cuenta que mi ropa ya no era mía sino que no era nada, no había. No me importó. Seguí corriendo e intenté no perderlo de mi vista.
Sentí que corrí por horas, de repente era de noche, el atardecer se había ido. Y no lo vi más, confié en mis instintos y seguí corriendo, porque esta vez no lo perdería.
Y de repente tenía ropa, el campo era dorado y el sol me molestaba. Y lo vi. De espaldas, desnudo, al borde del agua lo vi. Y pensé en correrlo pero en cuanto lo pensé él se alejó, una y otra vez.
Me rendí, y cuando lo hice aparecí junto a él. Mi memoria no me había fallado, él era tal cual lo recordaba. Lo miré y entendí, agarré su mano y, de repente, ruido.

1 comentario:

  1. Te juro que cada una de las palabras me parece perfecta, colocada en un punto estratégico que la conecta tan bien con la anterior como con la siguiente y así las partes forman un todo bellísimo, sentido, fuerte.

    Cada día escribís un poco mejor, no quiero que te la creas, solo quiero que por una vez dejes de lado esa enorme modestia que te invade y lo aceptes. Este pequeño... ¿cómo llamarlo?, ¿cuento?, ¿relato?... bueno, no importa, me llenó de imagenes y sensaciones, cosa que no cualquiera logra. Creo que más que cualquier tipo de nomenclatura de narrativa, a esto deberíamos apodarlo "imagen".

    Todo esto no lo digo ni por ser tu novio ni porque te ame, lo digo porque es lo que a mí me transmite.

    P/d: Ahora sí, te amo, con todo misermialmaymicuerpo.

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