sábado, 17 de diciembre de 2011

las cosas como son

Convengamos que tus excusas te quedaron tan cortas como esa camisa rayada que tenés. La tintura necesita un retoque y tus mentiras también. Esos zapatos que te compraste con la plata de tu mamá ya te quedan chicos, dejá de mentir y admití orgullosamente que tu ropa es de outlet. Me importa poco, muy soberanamente poco, lo que puedas (o no) llegar a opinar de mi. Creeme que tu mirada ya no me congela, ya no me asusta ni me desvela. Admitilo, dale, no seas así. No te creas que sos la casa entera cuando en realidad sos una pared.
Pero dejá en claro, muy en claro, que las cosas ya no son como eran antes y te da miedo admitirlo. Te da miedo agarrar el volante y girar a la derecha. No te preocupes, que en este caso la derecha no tiene connotación gorilona. 
Vamos, no seas cobarde. Inhala profundamente y mirate al espejo mientras exhalas, decilo. Callate un poco, calla a tu palabrerio egocéntrico un poco. Ahora mirate de vuelta, ¿ves? ¿Ves que necesitás admitirlo? Decilo fuerte. No, dale, todavía más fuerte. Con decisión. 
¿Viste? No era tan difícil. No tengas miedo.
Gritale las cosas como son.

2 comentarios:

  1. Julietaaaa, cada cosa que escribís es mejor. Sos una genia! :) Se nota que te gusta mucho.

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  2. Que bueno sería tener el poder de desarmar los nudos en la garganta de algunos otros y los nuestros también. =) Excelente! =)

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