lunes, 26 de diciembre de 2011

relato del después de una crónica anunciada

Parece casi inconsciente el peso de la locura. Pero no, ahí está. Tan presente como hace dos horas, tan ausente como hace un mes. Me pregunto, exactamente quinientas setenta y tres veces, ¿cómo carajo llegamos a acá?. No es tan difícil el camino pero es muy fácil esquivarlo. Tal vez el pozo era tan profundo que no valía la pena taparlo más, cada vez que se cubría se profundizaba a la vez. No sé. Pero no ayuda el verte, o mejor dicho el no verte. Tampoco ayuda ahogarme con helado y galletitas y series y más películas y música depresiva y poesía que me recuerde a vos y me ponga más triste todavía.
Perdoname, suelo ser un poco pesada. Pero esto que vos dejaste atrás, esto que me dejaste para resolver sola, me está costando bastante.

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