Parece casi inconsciente el peso de la locura. Pero no, ahí está. Tan presente como hace dos horas, tan ausente como hace un mes. Me pregunto, exactamente quinientas setenta y tres veces, ¿cómo carajo llegamos a acá?. No es tan difícil el camino pero es muy fácil esquivarlo. Tal vez el pozo era tan profundo que no valía la pena taparlo más, cada vez que se cubría se profundizaba a la vez. No sé. Pero no ayuda el verte, o mejor dicho el no verte. Tampoco ayuda ahogarme con helado y galletitas y series y más películas y música depresiva y poesía que me recuerde a vos y me ponga más triste todavía.
Perdoname, suelo ser un poco pesada. Pero esto que vos dejaste atrás, esto que me dejaste para resolver sola, me está costando bastante.
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