jueves, 29 de diciembre de 2011

visión

Encontrémosle la duda al asunto.
Mirame,
mirame bien.
No de pasada o
porque te llamó la atención mi remera.
Mirame bien,
a los ojos.
Penetrame con tu mirada.
No, no tengas miedo.
No huyas.
No exhales.
Quedate con el aire bien dentro tuyo que te va a hacer falta cuando no te deje respirar.

Mirame,
no parpadees ni un segundo.
No te lo permito.
No quiero ahondar en el por qué
pero simplemente no lo hagas.
Mirame fijo
y cuando logres concentrarte en hacerlo
cerrá los ojos.
¿Me ves a mi, no?
Abrí los ojos y mirá esa pared blanca.
Sigo estando yo.

Ahora podés usar ese aire que te obligué a guardar
ahora podés cerrar los ojos y tratar de ignorarme
ahora podés tiritar en el calor abrumante de Enero
pero ahora no podes dejar de verme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario