jueves, 8 de noviembre de 2012

la avalancha


entonces
la angustia -
y te sentas a escribir esperando la avalancha que cubra tu cuerpo y hiele la boca
los huesos
quebrarlos uno por uno
la esperas sin resignación
entregada
entregado
magníficamente planificado el momento

porque vos ya no sos vos desde que dejaste la casa de tu madre aquel noviembre de mil novecientos ochenta y seis mientras que el pibe de gloria, la vecina, jugaba en la calle con ramón, su primo.
ellos te vieron.
ellos te vieron irte de ahí. despellejar lo insensato.
la carne de el sentimiento.

te vieron y vos los viste. no sabías qué decir.
las palabras se te escapaban de la boca, el pensamiento se ocultaba. te tragaste la voz. los miraste. petrificados. los tres parecían sorprendidos y asustados. diste media vuelta y te fuiste.

estás bien. lo estás, de verdad lo estás. ya nada importa demasiado. ni qué subte o tren. ni qué carrera es la que estás cursando actualmente.
toda actividad, toda actitud, será cometida para tapar el fin.
la angustia.
el vacío.
la pérdida.

caíste,
y caíste mal.
pero no te dolió
porque vos ya estabas sentado
-sentada-
esperando el dolor desde que naciste.

crecerás entre cenizas y tus pasos serán perseguidos
las palabras tuyas no serán tuyas porque te las puso alguien más
vos no sos vos.
sos la copia más hermosa de la angustia que la tristeza pudo lograr.

entonces,
¿quién sos?

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