lunes, 7 de abril de 2014

confesiones de lluvia

Nunca creí en todo lo bueno que dicen de mi. Que soy muy linda, inteligente, buena, simpática, amorosa, interesante, que estoy buena. No les creo nada. Tal vez porque me criticaron mucho y me acostumbré. O porque me critiqué (y sigo criticando) mucho. Simplemente no lo veo. No lo proceso, sonrío y les digo gracias ante el piropo pero no lo siento. Hay días que sí, hay días en los que me siento bien. Casi que ninguno. A veces creo que es un método para protegerme o alguna boludez así. Es que cada vez que acepto algo, que creo un poquito en mí o en el otro: me decepcionan. Una y otra vez. Creo que tengo la culpa de eso. Entonces desconfío de todos y de todo. De mi también.
Soy la que está callada y sentada en un rincón. O la que habla hasta por los codos porque está nerviosa y cree que todo lo que dice está mal. Por supuesto que cansa, pero no es fácil.
Nunca es fácil.

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