El sentimiento es inocultable,
explota,
mira hacia la luz
y florece aún más.
Los dientes de león,
que vuelan escondidos entre la hierba,
me miran preguntándome
¿por qué?
Yo les respondo
por qué no,
mirá cómo te sonríen
esos ojos
y dime,
por qué no.
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