Yo ya no creo en amores
ni en penumbras ni en sueños
rosas apabullados por el testigo.
Yo ya no creo en comprar la luna,
en buscar estrellas y encontrar tesoros.
Yo ya no creo en el mañana ni en el
pasado que hoy escondo.
Yo ya no creo en nada más que en
mis sábanas y en leer a mis autores
preferidos diariamente.
Yo ya no creo en los diarios,
en el futuro, en nada.
Yo ya no creo en tu voz,
en tu número de teléfono y en el habla.
Hoy solo creo en lo que escribo sobre el día
que pasa, día por día, en mi diario y ahí sé.
Así por fin sé que pasó ayer.
En este momento no importa si subieron los precios,
si bajó el dolar o no sé qué.
En este momento me importa
si vivo y porqué.
Por qué sigo viviendo en este mundo
cuando muchos no, por qué sigo viendo
los colores que me asombran cuando otros nunca.
Por qué la injusticia y todas esas cosas injustas
que nos persiguen todos los días como si fuera algo común.
Como si fuera algo común ver a niños drogándose,
como si fuera algo común el hambre y el frío de muchos.
Como si fuera algo común que nuestros políticos vendan
a nuestro país.
Por qué, nadie me quiere responder el por qué.
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